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Inhibición de la mordedura en perros: cuando la fuerza necesita control


¿Qué significa inhibición de la mordida?

La inhibición de la mordida describe la capacidad de un perro para controlar la fuerza de su mordida. Un perro con una inhibición de la mordida bien desarrollada puede morder incluso en situaciones excitantes o estresantes sin causar lesiones graves. Esta capacidad es esencial para la supervivencia en las interacciones sociales, tanto con congéneres como con nosotros, los humanos.

Nosotros - Lui & Paulina - consideramos que la inhibición de la mordida es uno de los fundamentos centrales de la vida de un perro. No sólo protege a los demás de lesiones, sino también al propio perro - porque un perro que controla en lugar de escalar sigue siendo capaz de actuar y socialmente aceptado.


¿Cómo se desarrolla la inhibición de la mordida?

Las primeras lecciones de inhibición de la mordedura tienen lugar a la edad de cachorro. Cuando juega con sus compañeros de camada, el cachorro aprende a través de la retroalimentación -por ejemplo, un aullido o la interrupción del juego- que morder demasiado fuerte tiene consecuencias desagradables. La madre también establece límites claros. Estas experiencias de aprendizaje son cruciales para poder controlar más adelante la fuerza de sus propios mordiscos.

Si un cachorro se separa de su familia demasiado pronto o tiene muy poco contacto social con otros perros, este desarrollo puede verse interrumpido. Pero los humanos también tenemos una responsabilidad: los cachorros necesitan una respuesta clara pero justa, no un castigo, sino establecer límites con calma. Un "¡ay!" en el momento adecuado y el cese inmediato del juego suelen ser muy eficaces.


¿Por qué es tan importante la inhibición de la mordida?

Un perro que ha aprendido a controlar su fuerza es mucho menos peligroso en caso de emergencia. Muchos de los llamados "incidentes de mordedura" no se producen por agresividad, sino por falta de inhibición. Esto puede ser fatal, sobre todo en perros jóvenes, enérgicos o inseguros.

Al mismo tiempo, una buena inhibición de la mordida también protege al propio perro: Un perro que ha aprendido a comunicarse en lugar de agredir tiene menos probabilidades de ser percibido como "peligroso" y, por tanto, una vida más segura.


¿Qué hacer si falta la inhibición de la mordida?

Si se carece de esta capacidad, se requiere una formación específica. Aquí es donde entramos nosotros, en Vitomalia:

  • Aprender a controlar los impulsos: por ejemplo, mediante el juego dirigido con una señal de cancelación.

  • Experiencias positivas con la proximidad y el tacto

  • Retroalimentación pausando el juego si el comportamiento es demasiado violento.

  • Adiestramiento con bozal, si es necesario, no como castigo, sino como marco de seguridad.

Siempre tenemos en cuenta todo el contexto: Frustración, dolor, influencias hormonales, exigencias excesivas: todo puede influir en la inhibición de la mordida.


Nuestra conclusión

La inhibición de la mordida no es una cuestión de adiestramiento, sino de desarrollo. Si la fomenta desde el principio y sigue entrenándola después, estará dando a su perro una valiosa herramienta: para una vida segura, social y relajada.

Un perro que puede ser manso no es débil. Está controlado. Y eso es exactamente lo que lo hace fuerte.

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